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San Agustín Y Su Escasa Representación En La Numismática Colombiana

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Inquietos lectores numismáticos:

Empezamos una serie de artículos históricos, donde la numismática será la excusa para conocer un poco más de la historia de Colombia y del mundo.

Acompáñenos a conocer estas fabulosas narraciones que permanecen retratadas en los billetes y monedas, y que merecen ser contadas, para iniciar nada mejor que una maravilla de Colombia para el mundo “El Parque Arqueológico San Agustín”, la historia de cómo perdimos parte de este patrimonio, la quijotesca lucha de un extranjero (con alma colombiana) por recuperarlo y el vergonzoso desinterés del estado colombiano por recobrar nuestra riqueza perdida.

Única representación oficial del parque arqueológico San Agustín en la numismática

En primer lugar es bueno indicar, que el parque arqueológico de San Agustín está ubicado en el sur del departamento del Huila y abarca zonas de los actuales municipios de San Agustín, San José de Isnos y Salado Blanco; sitio donde está emplazado un conjunto funerario con montículos artificiales sobre las rocas y una serie de monolitos tallados en piedra que representan diversas imágenes antropomórficas y zoomórficas, que según estudios científicos tienen aproximadamente cinco mil años de antigüedad.

El tamaño de la obra escultórica es tan magnificente (más de 500 estatuillas catalogadas), que resalta con el desconocimiento sobre la civilización que la realizó, pues; no se sabe el nombre, la cosmovisión, aspectos socioculturales, económicos, origen y el fin de este pueblo escultor. Con tal suerte, que a esta civilización se bautizó con el nombre de San Agustín por el nombre del poblado más cercano.

Si bien es cierto, que estos monolitos siempre atrajeron a quienes los avistaron, indistintamente fueran nacionales como foráneos; es preciso advertir muy a pesar nuestro, que han sido los extranjeros quienes

 

han dejado una honda huella en la investigación y difusión de esta maravillosa obra arqueológica y con salvadas excepciones, los colombianos hemos tenido un desinterés general por estas estatuas.

Siendo así, que la historiografía de estos vestigios empieza desde la misma época colonial con el religioso español Fray Juan de Santa Gertrudis en 1756, quien anota las primeras referencias históricas sobre estos monumentos y concluye que por la inexistencia de herramientas metálicas para esculpir y las figuras antinaturales de estos monolitos, eran posiblemente obras demoniacas.

En 1857, El geógrafo Italiano Agustín Codazzi exploró la región, localizó cartográficamente la zona arqueológica y dibujó varias piezas estatuarias.

En 1892, Luis María Gutiérrez de Alba (otro español) describió el yacimiento arqueológico y propuso a los gobiernos de turno la conservación y difusión de éste; pero al parecer sus propuestas no tuvieron eco.

San Agustín obra mágica ancestral,

Forjada por técnica sublime y secreta.

Envuelta en siglos de soledad completa.

Maravilla de nuestro patrimonio nacional.

Tesoro que se tornó también universal.

Portento que el guaquero ilegal amenaza

Y que el coleccionista extranjero atenaza

Gigantes silentes de piedra labrada,

Propiedad de esta tierra sagrada

¡Testigos del talento de nuestra raza!

Pero quizás hasta el momento, el extranjero que más ha marcado al pueblo escultor fue un alemán llamado Konrad Theodor Preuss, etnólogo, investigador, historiador y científico, pionero a nivel mundial en el estudio sobre etnología; quien llegó el año 1913 por primera vez a Colombia y tenía conocimiento somero sobre San Agustín y sus estatuas.

Preuss proyectaba recorrer ciertas zonas de Colombia para estudiar más detalladamente algunas culturas indígenas, con la idea de adquirir nociones más precisas sobre ellas y esencialmente la de obtener piezas arqueológicas para crear con estas un museo etnológico en Alemania.

La coyuntura de la primera guerra mundial lo obligó a permanecer una larga temporada en Colombia; ocasión propicia para recorrer el macizo colombiano, e ir a San Agustín y otras zonas de hallazgos arqueológicos. Allí aprovecho para explorar, desenterrar, describir, fotografiar, plasmar, enumerar, trasladar, cortar, embalar y adueñarse de varias piezas arqueológicas. Lo que no he podido averiguar, es si el gobierno nacional le dio autorización para explorar y/o investigar o simplemente cerró los ojos mientras este alemán ejecutaba todos estos verbos con nuestro patrimonio.

El mismo Preuss describe detalladamente las peripecias que tuvo que afrontar para trasladar varias y pesadas cargas con estatuillas y múltiples piezas arqueológicas; hace hincapié especial en la valiosa ayuda de los forzudos campesinos con la que contó para hacer todo el recorrido desde Huila hasta Girardot (Cundinamarca), lugar donde embarcó su carga por el rio Magdalena hasta Puerto Colombia y de ahí, a su destino final en Alemania.

Aquí es bueno resaltar conductas complementarias; la astucia indelicada del alemán que se benefició de su condición de “ilustre extranjero”, de conocedor de la arqueología y las leyes para apropiarse de

 

riquezas que solamente él conocía su valor real, sin tener ninguna consecuencia legal. Y el desinterés de nuestra propia riqueza cultural y la falta de conciencia en la defensa del patrimonio histórico y artístico del país; que permitió a Konrad pasear como “Pedro por su casa” con estos tesoros.

El expolio a nuestro patrimonio no se ha podido determinar con exactitud, pues al parecer el teutón pudo hacer más de un envió a Europa. La tesis más factible habla de 21 estatuillas y 237 elementos de la región tales como vasijas, adornos, lajas, piedras, utensilios y fragmentos de esculturas fueron sustraídos de Colombia para formar el actual Museo Etnológico de Berlín; tesoros nacionales invaluables que permanecen al día de hoy 6 de junio de 2021 en esta misma institución alemana.

Parece ser que ninguna entidad colombiana, ha tenido el interés en ir a este museo, pedir permiso para revisar las estatuillas y solicitar la repatriación de estas piezas arqueológicas.

Siguiendo el curso de la historia y su relación con los extranjeros, damos un salto al presente, para darles a conocer al Sr. David Dellenback (un estadounidense más agustinense que cualquiera) gran conocedor y promotor de esta cultura precolombina, quien no solamente elaboró el libro más completo sobre estatuillas del pueblo escultor, sino que en el año 2012 fue uno de los propulsores de la campaña publicitaria y judicial para el proceso de repatriación de las estatuillas que se llevó Konrad Theodor Preuss a Alemania; pues el desconocimiento y desdén natural del colombiano hacia su propia riqueza cultural, permitió que durante más de 100 años ninguna autoridad nacional solicitara a Alemania la devolución de este tesoro precolombino.

Proceso donde todas las entidades encargadas y hasta la Presidencia de la República se comprometió a proseguir para solicitar el reintegro de nuestro tesoro perdido, causa que según palabras del mismo Dellenback: no ha tenido respuesta por parte de los entes estatales garantes de la protección de nuestro patrimonio, al parecer; fueron promesas vanas, al fragor de compromisos publicitarios las que le brindó el gobierno nacional no solo a David, sino a san Agustín y a Colombia. A la fecha de hoy, los agustinenses no saben cómo recuperar su patrimonio.

Como hijas del mismo padre, el Banco de la Republica tiene en común con los entes diplomáticos nacionales y el ICANH (Instituto Colombiano de Antropología e Historia) el desinterés por el parque arqueológico de San Agustín; por cuanto, solo ha hecho su representación hasta el momento en un billete.

El 20 de noviembre de 1935, durante el gobierno del presidente Alfonso López Pumarejo, fue fundado de manera oficial el Parque arqueológico de San Agustín.

El parque arqueológico de San Agustín es patrimonio de la UNESCO desde 1995 y una maravilla arqueológica del mundo, lugar mágico y sagrado de peregrinación donde los misterios de estos gigantes mudos se entremezclan con la belleza de un paisaje agreste.

Para finalizar y para que rememoren la lucha que ha llevado David Dellenback y el pueblo de San Agustín para recuperar su patrimonio, les comparto estos versos de mi autoría.

En 1914, a Preuss – un científico Alemán-

El gobierno nacional, en acto de admirar

Le permitió San Agustín investigar y descifrar. 

Labor que realizó, pero como todo un truhan 

Aprovechando el teutón, la confianza y sin afán

Se llevó a su país natal, sin ningún permiso

Monolitos, estatuillas, piedras… y lo que quiso.

Tesoros que en Alemania permanecen todavía

Y parece que en Colombia nadie sabía…

Hasta que Dellenback nos puso sobre aviso.

El gobierno por fin en su reclamo se unía

¡¡Todo el país luchando por el mismo anhelo!!

Pasados años de esta deseosa empresa 

No hay respuesta alguna… que desconsuelo.

A David que esto no le cause sorpresa

Y perdona la franqueza y que sea tan sincero 

Nuestro patrimonio cultural a pocos interesa.

Aquí se aprecia es el patrimonio…financiero.

Sin embargo, no desmayes en tu vigor

Pues de San Agustín eres vocero

Aunque vienes de la tierra del castor.

Leonardo Gómez

Villavicencio, 11 Junio de 2021

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